Bajo este enfoque los estudiantes son evaluados de forma independiente en dos o más áreas relacionadas con la incapacidad sospechada en el estudiante incluyendo, si es apropiado, salud, visión, audición, estado social, emocional y físico, inteligencia general, desempeño académico, habla y lenguaje, funciones neurológicas y/o habilidades motoras.
Al utilizar este modelo, cada profesional establece de forma independiente el diagnóstico y refiere a evaluaciones adicionales, tratamientos o terapias que entiende necesarios para el estudiante, así como realiza recomendaciones prácticas para ayudar a los padres y maestros en el esfuerzo para desarrollar las capacidades del estudiante. Este tipo de evaluación se utiliza típicamente cuando el/ la estudiante exhibe dificultades en un área específica o ha sido previamente evaluado en una o más áreas de su funcionamiento.